miércoles, 10 de diciembre de 2014
¿nunca piensas en saltar?
Hace mucho frío y posiblemente este nevando en cualquier lugar del mundo mas bonito que este. A pesar de todo, el cielo esta tan helado como el resto de cosas, la calle, el aire, mi pecho, pero aquí no nieva, no hay copos blancos cubriendo los desperfectos, solo cicatrices. Hace tanto frío fuera, y dentro de mi pecho, que podría quedarme congelada y no volver a llorar nunca mas. No sentir que vivo mi vida a través de un cristal translucido de imágenes borrosas y de recuerdos que se desvanecen. Podría congelarme, dejar de sentir que no hago mas que fracasar, que no soy lo suficientemente buena. Todo este frío es opaco, me recuerda todo lo que se fue, lo que ya no esta, las cosas que no sobrevivieron al invierno, ni a ninguna otra estación. Tantos charcos de agua congelada hacen que me caiga continuamente con el hielo y cada vez es mas difícil levantarse, cada vez es mas duro. Hace tanto frió que mis pensamientos se congelan, se rompen en miles de trocitos, y se pierden por todos esos mágicos lugares donde la gente se ríe. Los miro a través de un espejo, mientras se me clavan los restos de las luces rotas que simbolizan todos los sueños perdidos, rotos, abandonados. Todas las cosas que ya no podre tener. Es una sensación horrible. Como si tanto hielo provocase que todo se me cayera de las manos y acabe por romperse. Podría quedarme congelada, romperme y desaparecer. Convertirme en hielo o ceniza, cualquier cosa y convertirme en polvo. Los arboles tan desnudos, y la gente tan distante hacen que me sienta tan inestable, como si solo quisiera ponerme a gritar y romper todos los cristales, todos los trocitos de hielo del mundo. Y marcharme a dormir para siempre.
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