lunes, 22 de septiembre de 2014

Allí donde solíamos reír.

Llueve. Las gotas de lluvias caen de manera imprecisa repiqueteando en mi ventana. Ya no sé escribir si no es sobre mojado. Es curioso la manera en la que el agua de lluvia se lo esta llevando todo. Como dilata los silencios convirtiéndolos en gritos en mitad de la noche por intentar buscarnos. Todas las promesas se han ahogado a base de silencios, perdiendose entre el agua infectada de lágrimas. Esta lloviendo y parece que ha pasado una eternidad desde la ultima vez que me sentí tan sola al contemplar todas esas gotas mojando la ciudad, y con ella todos mis recuerdos de los sitios a los que deberíamos haber ido, y aquellos que arrasamos. Hace frío ahí fuera, el agua está encargandose de limpiar todas las huellas sobre el asfalto, el otoño ha llegado demasiado pronto y no tengo ninguna manta para tapar todo el frío que se ha quedado dentro de mi habitación. Me invento palabras con el vaho que sale de mi boca al suspirar intentando recomponer todas aquellas veces que nos susurramos de manera tan íntima que ni las paredes de mi habitación fueron capa de escuchar todas nuestras poesías mal echas. Me pierdo en los silencios de las cosas por las que deberíamos haber luchado, de las promesas que nos sobrepasaron y se nos quedaron pequeñas al lado de todo el agua que al llover nos mojaba hasta empaparnos. Llueve y debería refugiarme. Pero no recuerdo lugar más seguro que aquel portal en el cual nos ocultamos de la tormenta, y como sentía tanta paz con tus manos acariciandome el pelo al respirar. Esta lloviendo ahora. El agua moja cada centímetro de esta ciudad, las luces tintinean en la oscuridad de la noche, y todos aquellos lugares de Madrid donde nos gustaba perdernos están vacíos ahora. Estoy sentada en la ventana. He dejado mi corazón descongelandose entre tus sábanas y ahora los suspiros empañan el cristal por el cual solía mirar al reírnos de todo y de nada. Que vacío me parece el mundo sin escuchar tu voz gritándome a través de la lluvia que no me rinda, que nos besemos bien fuerte. Lluve. Y mis sábanas vacías son hoy la definición exacta de una eternidad sin ti.

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