domingo, 20 de octubre de 2013

Para siempre es muchísimo tiempo, y una noche es poco rato.

Y que, si me he dejado el alma en cada vaso de cada bar. Que al final lo único que vale es seguir dando guerra, a nadie le importa si te levantas o no. Que puta impotencia. Ya me gustaría reventar las caras de muchos contra el asfalto, a ver si " es tan fácil" como dicen. No se que coño espera la gente de mi, si ni yo me entiendo. Si me siento sola en una sala rodeada de gente. Que fácil es ponerle etiquetas a los sentimientos, pero eso de hacerles frente luego, todos lo dejan para después. Para cuando ya es tarde. De cobardes esta lleno el mundo, de valientes los cementerios y así nos va. Pierdo la inspiración entre miradas vacías, y mis ganas de seguir vomitando. Que eso es lo peor, que sigo estancada en el mismo pozo. Pero al menos ya no tengo que fingir que me importa, que eso era una puta agonía. Y que mas da, si ya no queda nada. Mejor, porque así tampoco puedo perderlo. Que mal se me ha dado apostar. Al final aprendí que si juegas con sentimientos el corazón no perdona. Menos mal que solo puede romperse una vez y el mio esta echo trizas. Me di cuenta de que detrás de cada rompecorazones siempre hay un corazón roto. Todo en la vida, así como en el amor, es una puta contradicción. De tantas ostias que me han dado, y que dí, al final las cosas ya no duelen, solo molestan un tiempo y luego acaban desapareciendo. Y después de todos esos meses entre lagrimas y recuerdos de historias echas cenizas, decidí salir a jugarme lo que me queda de alma. Y creo, firmemente, que ya nada puede salvarme.

No es el amor lo que lo cambia todo, pero el odio si. 

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