No pidas que me vuelva a equivocar.

¿Te has preguntado como habría sido nuestra vida si todo fuera diferente? Porque yo si.

Solía pasarme las tardes enganchada a un recuerdo, esnifando lo que quedaba de tu olor, y aferrándome a las sobras de tu cariño. Me drogaba con promesas que no podría cumplir. Me sentaba en la ventana, esperándote. Miraba por la ventana en tantos días de lluvia, o de sol, observaba a la gente pasar, con sus ilusiones , con sus sueños y sus vidas, y yo estaba tras la ventana, esperando.  De cuando anduve loca por ti recuerdo todas las  horas muertas en la cama, y aquellos vistazos rápidos a un teléfono que nunca puso tu nombre en su pantalla. Recuerdo paisajes que de repente cambiaron para no gustarme más, almohadas que me robaron lagrimas, las sabanas que las escondieron y la cantidad de maquillaje derramado para taparlas. Distancias que me mataron en vida. Recuerdo las palabras que me dejaron sorda, las palabras que no podre olvidar, las palabras que olvide nada mas terminar, y los acordes que me flashearon. Recuerdo el lugar donde quedamos para finalmente desquedar por siempre, recuerdo bien el miedo de cruzar por ciertas calles y encontrarte, y tener que caminar por esos barrios, y no respirar por si aparecías. Y aun tengo el miedo de pisar por donde un día pisamos, y llegar a la escena de un crimen que quizás ambos cometimos y ninguno de los dos podemos recordar.... pero después de tanto y tanto tiempo y de tantas y tantas lagrimas, si te recuerdo y tiemblo, es de frió y no de dolor. Me hubiera encantado tener tus brazos alrededor de mi cintura una sola vez. Pero ya no volveré a pedir tanto, ni tampoco. Cambie quererte, por respirar.