sábado, 3 de diciembre de 2011

Todo lo que quería, era tener tus brazos agarrados a mi cintura.

Siempre he pensado que eramos caminos que no estaban preparados para cruzarse ; distancias que nunca se terminan, miradas que jamas podrían encontrarse. Quisimos ser la flor que sobrevive al invierno, como un oasis en mitad del desierto. Quisimos ser el sueño de una vida hermosa, perfecta.  Recuerdo que , al estar contigo, pensaba en que hay instantes que deberían durar toda una vida. Palabras que nunca pronuncian nuestros labios y se pierden en nuestras miradas. Caricias que se ocultan bajo la piel , esperando una señal que , a veces, no llega nunca. Cuando estaba contigo, y hablábamos pasándonos las horas muertas colgados de una fantasía, descubrí que era capaz de amar con cada una de las partes de mi ser, que era capaz de dominar el miedo que los sentimientos me producía. Era capaz de olvidar que todo principio, también significa un final.  Supongo que , es normal echar la vista atrás, querer recuperar todo aquello que un día fue tuyo, mio, nuestro; como si aun fuera posible y en vez de años, solo hubieran pasado meses.... como si nuestra magia no se hubiera perdido en el tiempo.
Quizás halla incendios que el tiempo no sea capaz de apagar, y quizás me este agarrando a la esperanza de encontrar fuego, y no ceniza, y poder reconstruir lo que tiramos hace tiempo. Me moriría por tener la posibilidad de limpiar los escombros que quedaron tras el desastre, y abrazarnos a aquello que nos mantuvo con vida, tanto tiempo. Quizás halla incendios que el tiempo no apaga, pero las personas si . Extinguimos aquello que ha dejado el corazón en carne viva, para seguir respirando.


Y sin embargo, a día de hoy, después de mi historia y de tu final, aun me sorprendo de la cantidad de estupideces que somos capaces de hacer, decir o pensar mientras estamos ciegos de amor. 

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