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Siempre nos da miedo arriesgarnos. Quizás porque tengamos miedo a que nos hagan daño, o a caernos y no saber levantarnos; quizás porque , no todo sale bien siempre. Siempre nos tira para atrás eso de " Hay un 26 % de posibilidades de que salga mal". Ya que un 26% son muchas posibilidades. Pero por esa misma regla de tres, el 1 entre un millón, nunca puede pasar, ya que hay otros 999.999 posibilidades de que no pase. Por lo que siempre es mas fácil , poner escusas, decir: " No es el momento"  o " No estoy preparada" aunque , y en verdad lo único que quieres es decir : " Si, quiero hacerlo, voy a arriesgarme "  y esta, sin duda , es la mejor de las opciones.  Porque al final de esta vida, no cuentan las cosas que hiciste bien, o los trabajos en los que trabajaste. No cuenta las notas que sacaste en el instituto, o las veces que lloraste en el baño de tu casa, o entre las sabanas. Quedan las locuras, las sonrisas, aquella primera vez que te enamoraste y perdiste la cabeza , queda aquellos amigos que iban a ser eternos, aquel amanecer entre sonrisas y lagrimas, quedan los domingos viendo Desayuno con Diamantes, quedan los besos, las caricias, aquellos amores de verano que terminaron antes de tiempo. Quedan aquellas tardes en la plaza, o aquella primera vez que te emborrachaste. 

Porque , a fin de cuentas la vida son experiencias. Y al terminar, te mueres.

 Nadie va ha darte una medalla.